martes, 26 de febrero de 2008

LA FRATERNIDAD DEL CARDO MARIANO.





He creado este grupo para que aquellos que usamos el Cardo Mariano o deseamos conocer este suplemento alimenticio podamos tener un espacio propio como comunidad en el cual intercambiemos documentos, testimonios, comentarios, dudas o aquello que se nos ocurra y tenga relación con la Silimarina (el extracto del Cardo Mariano) o la salud.

Para comenzar con el intercambio, he insertado en la sección de documentos algunos archivos .pdf en inglés que dan cuenta de estudios interesantes sobre las propiedades terapéuticas de la Silimarina. Si sabes inglés y te interesa que aquellos que no lo hablan puedan conocer estos experimentos, te invito a hacer una traducción que los resuma para que nos la compartas a todos.

También puse a disposición de los usuarios de este grupo o de aquellos que lo visiten mi libro “SILIMARINA Y MATERNAJE, MEDICINAS DE MARÍA” en el mismo tipo de archivo, .pdf, compatible con todos los sistemas de computadoras (Windows, Linux o Macintosh) siempre que cuenten con el lector adecuado, el cual pueden bajar en la página de internet de Adobe Acrobat Reader® de forma gratuita. Insto a quien baje mi libro a que lo comparta con sus contactos sin limitaciones de mi parte, ya que a diferencia de la mayoría de los libros éste, en vez de tener el tradicional CopyRight (Derecho de Copia Restringido), tiene CopyLeft (Derecho de Copia Permitido), lo cual significa que si no hay lucro de ninguna clase el autor, o sea, un servidor, permite copiar indiscriminadamente las veces que se desee este pequeño libro. De hecho verdaderamente agradezco su lectura pues lo escribí y lo sigo escribiendo con mucho amor y con el deseo de que llegue a todos los que creo que podrían necesitar mis palabras.

Un porcentaje significativo de la población diabética tiene más de 40 años y por su misma edad manifiesta cierto rechazo por los medios electrónicos (esta actitud es parte de la “brecha generacional”), además de que algunos de ellos tienen franco deterioro visual que les dificulta aún más navegar en un medio que no fue hecho pensando en ellos, por lo que si eres alguien que está tratando de facilitarle la vida a un paciente en este caso, te suplico que uses todos los recursos de este grupo para apoyarle. En algún momento podré grabar audio y lo primero que haré será subirlo al grupo. No dejes de visitarlo para que, una vez estén listos los archivos .mp3, los grabes en un reproductor y se los hagas escuchar al diabético/a que recibe de ti maternaje. También la palabra que se escucha es capaz de ayudar.

Todos tus comentarios, o los de la persona que apoyas, puedes incluirlos en el grupo mandando un correo a la dirección


o directamente insertarlos en la página una vez que seas miembro. ¡Bienvenidos! Este grupo es de todos.

domingo, 17 de febrero de 2008

666




El número de la bestia: 666

Baal. Mi nombre es Baal. Formo parte de las jerarquías superiores al servicio del ángel caído, del que hace tiempo quiso medir sus fuerzas con aquel que le había hecho bellísimo, tanto, que deseó para sí mayor gloria que la que su creador tenía. Desde ese momento, se dividió el mundo en dos. En un lado estamos nosotros. En el otro el innombrable y su séquito obediente y emplumado. Enmedio están ustedes, las almas.

Sí, las almas, nuestra más codiciada presa. Por ustedes me decidí a escribir esta carta, ya no desde el infierno, sino desde la mano de uno de nuestros innumerables escribanos, que con mucha obediencia y ambición se ofreció, como otros tantos, para cumplir la tarea que juntos estamos realizando. Éste amanuense tiene la virtud de disponer de un público amplio, suficientemente grande como para garantizarnos ser leídos por muchos, pues un número de varios dígitos es el que queremos alcanzar para cantar en sus mentes nuestra victoria. Sí, hemos ganado. Para eso es esta carta, para cantar victoria. Bienvenidos al festejo.

Gozar de la irrevocabilidad de nuestro triunfo es lo que nos ha permitido darnos el gusto de compartir con justos y pecadores los laureles que conseguimos con bastante trabajo a lo largo de los más recientes siglos, porque de otra manera, nuestros planes seguirían secretos, téngalo por seguro. Es una gran tentación celebrar antes de la meta, como bien saben, y la meta ya está a nuestra vista, no podíamos callar más y evitarnos el placer de esgrimirles en la cara a los buenos una presea tan magnífica y gloriosa. Así matamos dos pájaros de un tiro: nos regodeamos gozosos en nuestra corona, y al exhibirla impunemente debilitamos todavía más las vanas fuerzas de los menguados ejercitos de la vida y la verdad.

¿Pero de qué triunfo se trata? dirá un incauto. No del final, todavía no. La guerra la ganaremos, estén ciertos. Se trata de una batalla de gran calado que hemos venido peleando desde que el hombre descubrió las ondas de radio. Al principio pensamos, como la misma humanidad, que se había hallado un misterio benéfico que podría servirle al hombre y temimos que ayudara a unirles a pesar de las distancias terráqueas. Un mundo unido siempre es contrario a nuestros fines. Sin embargo, al irle descubriendo sus misterios a este novedoso develamiento, encontramos con bastante sorpresa que con éste, igual que con cualquier descubrimiento que la mano del hombre realiza, también podíamos trocar su fin más sublime hasta convertirlo en una más de nuestras incontables herramientas. Y fue vuestra gentil mano la que poco a poco construyó un producto acabado que terminaría por desbancar nuestras visiones más atrevidas sobre lo que se podía fabricar para llevar a cabo nuestras metas más ambiciosas.

Cuando Julio Verne escribió sobre un artilugio portatil capaz de comunicar a las personas unas con otras en un Paris ultramoderno, fueron nuestros sirvientes los que ocultaron su texto inspirados por nuestras sutiles voces para esconder la posibilidad del que creíamos un grave obstáculo a nuestros fines divisionistas . Y ahora, que es tan evidente que ese artificio es una herramienta más a nuestro servicio, nos damos cuenta de cuánto nos hubiera podido ayudar haber impreso ese libelo para inspirar las mentes científicas a apresurar el paso e inventarlo con mayor antelación. Pero llegó. Hélo aquí, de una vez y para siempre. Enquistado, literalmente, en los cerebros y en las mentes de sus esclavos voluntarios y de sus promotores incondicionales: el teléfono móvil.

Sí, ya sabemos, es increíble pensar que algo tan bonito pueda provenir de nuestro fogón fabril, pero es así. Honor a quien honor merece. Y créanme, nos hemos ganado a pulso el reconocimiento que están a punto de otorgarnos. ¿Creían en serio que nuestra marca de fábrica era un sello azufroso y humeante? Al contrario, de nuestra línea de producción siempre salen artefactos cada vez más sofisticados y llamativos, con mayores funcionalidades y asequibles por un número creciente de personas. Nuestro sello es la belleza. La belleza artificial. Esa que el innombrable es incapaz de crear. Bienvenidos al infierno.

viernes, 1 de febrero de 2008

VOX POPULI, VOX DEI








Vox Populi, Vox Dei


Después de leer El nacimiento de una medicina milagrosa uno podría preguntarse "¿ocurrió en verdad así?" si anda de ánimo y buena fé, o "vamos, es una historia para niños, es la ciencia la que le encontró propiedades curativas" si camina entre senderos de probetas y microscopios. Los más estrictos fundamentalistas espirituales dirán "no hay referencias en los textos sagrados de ese evento, ni autoridad religiosa alguna valida lo dicho por el autor". Al final, nada de esto importa, aunque son de destacarse algunas cosas, sólo por no dejarlas en el olvido:

----1. He encontrado referentes históricos del Cardo Mariano que lo consideran como una medicina pocos decenios después de transcurrido el suceso que narro, situado justamente en el periodo en el cual Herodes era rey y Jesús un niño de pecho. Antes de la fecha en la que se sitúa este hecho no he hallado constancia histórica del uso de esta planta como remedio herbolario para mal alguno.

----2. Creer si fue María quien bendijo este espinoso vegetal con su sangre y su leche queda a disposición del espíritu de aquellos que tienen fé; es optativo, no obligatorio. Incontables son los casos en que La Reina ha bendecido algo o a alguien de manera extraoficial y efectiva con su amor.

----3. Con mucha constancia son mitos y leyendas los que permiten contar al pueblo su historia como parte de la tradición oral para que, enmascarada y protegida por la fantasía, perdure a través del tiempo y dé una lección a sus descendientes que de otra manera se perdería. No creo que nadie quisiera enterar de este milagro a Herodes o a sus descendientes y sucesores, ni creo tampoco que de haberlo conocido estos últimos, lo hubieran publicitado, sino al contrario y por obvias razones. Fue el pueblo el que se encargo de transmitir el origen y existencia de un remedio, heredado por su regidora para ellos y los suyos, de madre a hija, de boca a oído, de manos a ojos.

----4. No quiero romper con la tradición de contar la historia que acompaña a esta planta, le creo y también a sus personajes; por ella me explico el milagro de esta medicina.

----5. Conozco peregrinos que han regresado de Tierra Santa, y han visto en sus lares aquel Cardo primigenio conservado como una reliquia que sigue dando fe de lo ocurrido hace dos milenios. ¿Debería dudar de sus testimonios gratuitamente aunque concuerden con la historia que consigno?

----6. Al final, he encontrado dos tipos de gentes: las que creen y las que no, y han sido sólo las que han creído quienes han tenido la oportunidad de verificar por sí mismos si es verdad o no lo que la fé y la ciencia aseveran. "Benditos los que creen", dice Dios, y así es, ha sido y será por siempre.


Abrámosle el corazón a la fé,
démosle una oportunidad al milagro.


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Cuando rondaba los quince años el Tepezcohuite hizo su debut en los medios porque fue lamedicina que por esos días se encargó de salvar de la muerte y el desfiguro a las víctimas de San Juanicoque gozaron de la oportunidad de recibirlo como terapia en la Cruz Roja de La Raza, ¿lo recuerdas?Cuando conocí esta maravilla no sólo me enamoré del Mimosa Tenuiflora Poir, quise ademáscompartirlo con todo el mundo. Mi primer paciente fue ni más ni menos que mi propio padre. La úlceraque había tenido por años cedió ante las propiedades regenerativas tisulares y cicatrizantes de mi amadísimo Tepez. Mientras yo comprobaba cómo la naturaleza era capaz de lograr lo que la ciencia no,en los medios de “información” se llevaba a cabo una campaña de difamación en contra de la cortezamilagrosa y su principal difusor, el Ingeniero Roque León (que además, aunque no lo sabía por entonces,vivía justamente en la calle de la farmacia y de mi casa, Sinaloa; imagínate cómo me hubiera puesto desaber esto en esa lejana adolescencia). Tuve la oportunidad de constatar dos cosas antitéticas: por un ladoun hombre había salvado vidas atormentadas por la irresponsabilidad del Estado (no olvidemos jamásque la tragedia de San Juanico se debió a la irresponsabilidad de los ingenieros de Pemex), y por el otroese mismo Estado criminal y asesino se dedicaba a través de uno de sus brazos, la Secretaría deSalubridad y Asistencia, a denostarlo, a acusarlo de charlatán, a atajarle el paso. ¿Por qué ocurría esto?,ah, algo simple yacía por debajo de esas vilezas motivándolas, alimentándolas, promoviéndolas: losintereses de los laboratorios farmacéuticos que fabricaban cremas para quemaduras sólo de primergrado, inútiles en lesiones de segundo y tercer grado, a contrapartida del Tepezcohuite, y que se hallabanamenazadísimos por la efectividad demostrada “in situ” por esta panacea del quemado en las víctimassanadas de San Juanico. Allí aprendí de una vez y para siempre que entre ciertos doctores casualmenteaquellos que están en el poderylos laboratorios existe un contubernio digno de las cloacas del infierno,y que uno no podía confiar su vida y su salud a un par de prostitutos sedientos de dinero, fama y poder.De un tajo, los laboratorios y sus siervos galénicos encontraron un descrédito en mi alma lleno detristeza, de odio, de frustración y de desprecio. Y así sigo Rafa. Ese sentimiento no ha cambiado unápice. Son más de 20 años con el alma incubada de una energía que por fin ha encontrado su cauce. Peroantes de hablar de esto, quiero destacarte algo singular y que demuestra de forma evidentísima la putezde doctores y diputados: la campaña que los prostidoctores y sus mandamaces de los laboratoriosllevaron a cabo alcanzó al Congreso, al antro donde la infamia toma forma de ley. También a losculigordos de las curules les llegó su cochupo. En poco tiempo se pergeño una ley “ad hominem”, esdecir hecha a propósito para un hombre específico (como cuando se derogó la ley que obligaba a uncandidato presidencial a ser hijo de mexicanos, para favorecer al zorro de Vicente, cachorro del burdelyankee), y en este caso escrita para impedir que Don Roque pudiera promover su medicina con el títulocorrespondiente de tal, y abundando en sus propiedades terapéuticas, so pena de multa, o cárcel. A partirde esta ley, cualquier presentación de Tepezcohuite tenía que llevar impreso de manera clara el mensajefalsario que le advertía al consumidor “que este producto no tiene propiedades terapéuticas y su uso esresponsabilidad de quien lo recomienda y de quien lo usa”, suficiente para asustar a los incautos que yano pudieron informarse de las bondades milagrosas de la corteza del árbol chiapaneco por ningún medio.

VITAMINA B17 (AMIGDALINA O LAETRILE) y ONCOVAC (MVA E2): CURAS DEL CÁNCER





VITAMINA B17 (AMIGDALINA O LAETRILE) y ONCOVAC (MVA E2): CURAS DEL CÁNCER

El cáncer no me asusta. Mi padre murió por su culpa y a mi madre le entra un temor supersticioso tan grande con el tema, que ni siquiera es capaz de decir la palabra cáncer aunque esté hablando de los nacidos a finales de junio y principios de julio. Pero a mí no me asusta. Conozco algunas de sus curas y la mayor parte de sus causas, además como prefiero tomar medidas preventivas para evitarlo, sé que gozo de un margen de seguridad mayor que el de aquellos que lo ignoran todo de él.
Se piensa que cuando alguien contrae esta enfermedad sólo tiene tres opciones para sanar: la radioterapia, la cirugía o la quimioterapia. El sentido común que obsequia la experiencia nos dice que con esas curas la supervivencia queda muy restringida, por lo tanto creemos, gracias a los malos resultados de la medicina moderna, que un diagnóstico de cáncer es casi automáticamente una sentencia de muerte, como en el caso del sida; en ambas enfermedades este postulado es falso: la cura y prevención reales sí existen, pero pocos médicos y pacientes se han percatado del engaño en el que nos mantiene la industria que produce y explota a los enfermos. Por dar unos ejemplos de esa farsa en la que los medios y los doctores nos tienen metidos citaré algunos casos verdaderamente reveladores del grado de podredumbre moral de aquellos que tienen los hilos del poder en sus manos...

En la Universidad Nacional Autónoma de México el Ingeniero Rosales Ledesma logró inventar una vacuna que cura a los aquejados con un virus particularmente oncogénico, es decir, productor de cáncer. La bautizó con los nombres Oncovac y MVA E2.
En algún momento nada lejano aquellos que sí se informan estuvieron esperando su salida al mercado farmacéutico nacional o su incorporación al cuadro básico de medicamentos del sector salud pues ya había cumplido con todos los requisitos científicos para considerarla segura y efectiva. Con gran sorpresa de parte nuestra, los medios dejaron de hablar de esta maravilla de la ciencia mexicana dándole promoción en cambio a otra vacuna: Gardasil, hija a su vez no de una universidad estatal que recibe fondos públicos, sino de una trasnacional farmacéutica voraz y maquiavélica. Gardasil no sólo es incapaz de curar el cáncer “in situ”, las lesiones precancerosas y las infecciones de papiloma (lo cual sí consigue Oncovac), sino que además es altamente iatrogénica, es decir, capaz de producir daños en quien recibe la vacunación. ¿Cómo sucedió este desplazamiento desleal de un producto universitario que el erario pagó -altamente efectivo-, por otro que sólo previene algunas cepas del virus durante poco tiempo y conllevando reacciones secundarias que pueden ir desde las graves hasta las mortales pasando por las discapacitantes, y además excesivamente caro (más de trescientos dolares por persona)? Se lo debemos a los intereses comerciales de los laboratorios trasnacionales que la fabrican, capaces de comprar con bastante dinero a los responsables directos de las políticas de salud pública de cualquier país, lo cual de hecho ya consiguieron en España, por citar un caso cercano. Recordando solamente dos características de la iatrogenicidad de Gardasil quiero destacar que ya ha producido decesos entre sus inoculadas; esas bajas silenciosas permanecen a la sombra de la promoción multimillonaria que le han hecho en todos los medios. También alcanza su amenaza al futuro lejano de quienes decidieron participar en este peligroso experimento: el aluminio añadido al fármaco para preservarlo en la solución inyectable produce a la larga Alzheimer, una enfermedad deteriorante, progresiva, mortal y espantosa. ¿Se le advierte de estos riesgos al público cuando hablan de sus supuestas bondades los publicistas que pasan por ser reporteros científicos imparciales e informados?
Los mexicanos contribuimos con nuestros impuestos al presupuesto que usaron el ingeniero Ricardo Rosales Ledesma y la UNAM para llevar a cabo la investigación que culminó en este revolucionario invento: la vacuna mexicana Oncovac (mva e2); pagamos también el monto que la secretaría de salubridad y asistencia dedicó para que el protocolo científico que probaría su efectividad e inocuidad tuviera buen término. Y aquí seguimos, como si nada impresionante hubiera pasado para la salud de millones, con diputados en la mal llamada honorable cámara haciendo mil maromas verbales para promover Gardasil a costa del Estado, es decir de nosotros; quieren esos divinos señores y señoras de las curules que se deroguen miles de millones de pesos para vacunar masivamente a niñas inocentes en una campaña supuestamente preventiva mientras diariamente mueren en la República mujeres víctimas del cáncer cervicouterino que un fármaco mexicano gratuito es capaz de curar.
¿Saben dónde está el ingeniero en estos momentos?, en otro país curando extranjeros: en Venezuela vacunando venezolanas y venezolanos. ¿Es que en verdad nadie es profeta en su tierra? Cuando Cristo llegó al pueblo del que era oriundo no realizó sanaciones milagrosas porque nadie le creía y en cambio lo ponían a prueba a cada paso que daba, recordémoslo aquí de forma oportuna. ¿Saben qué le ocurrió al laboratorio de este hombre en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, orgullo de México y del mundo? Un día llegó el Ingeniero Rosales a su cubículo para llevarse la sorpresa de que las altas autoridades de la UNAM habían decidido desmontarlo, sacar todos sus instrumentos a la calle y clausurarlo. Por fortuna no lo mataron, como les sucedió a los personajes de la película “El jardinero fiel” que decidieron denunciar las atrocidades de los laboratorios farmacéuticos en África.

Mientras llega la verdad al puesto que merece, mientras conseguimos suficiente dinero los aquejados por el virus o el cáncer para irnos a curar al extranjero con un invento nacional, mientras llega esta noticia a los encargados de otorgar el Nobel de Medicina al ingeniero, te propongo conocer una cura del cáncer que todavía está a la mano, y que todos podemos comprar en el mercado sobre ruedas o en los mercados tradicionales de las colonias que se han salvado de los demoníacos gual marts: la vitamina B 17.

-Lamento informarle que tiene cáncer en el pulmón, el intestino grueso y el estómago.
-¡Dios mío!, ¿y qué hago doctor?
-Váyase de volada al tianguis a comprar manzanas, ciruelas, uvas, duraznos, albaricoques, almendras amargas, chabacanos, melocotones y cerezas, que se me va a poner a fabricar su medicina para curarse de volada. Yo le enseñaré cómo.

Increíble anécdota, pero tan cierta como que éste fue el caso del doctor Han Dong Kyu, aquejado de todos esos cánceres, y curado gracias a las propiedades anticancerosas de la vitamina B 17, presente en las semillas de todas esas frutas, sabrosas y benditas. ¿Cómo fue posible una sanación que cualquier doctor incrédulo y poco avezado en las propiedades terapéuticas de los alimentos calificaría de milagrosa, casual o excepcional?
La célula normal tiene dos enzimas cumpliendo puntualmente una dupla misteriosa de procesos bioquímicos: la primera, la β-glucosidasa, desarma la molécula de la vitamina B 17 en sus componentes, entre los que se encuentran el benzaldehido y el cianuro; la segunda, la rodanasa, es el antídoto celular al venenoso cianuro. Casualmente la enzima que neutraliza a tan potente químico sólo se encuentra en las células sanas. En las cancerosas no existe nada que pare la destructora acción del cianuro liberado en la reacción protagonizada por la β-glucosidasa y la B 17, así que les sobreviene sin remedio una destrucción masiva: el cianuro les roba el oxígeno matándolas de anoxia, se produce lisis celular absorbiéndose los residuos resultantes y eliminando de esta forma lo que quedó del cáncer ahogado. Simple como preparar un café soluble. Así son Dios y sus milagros. Nada de cañones metastásicos de rayos gamma, de afiladísimas navajas tajando al cuerpo y mutilándolo irremediablemente, o de químicos que matan por igual a las células sanas y a las enfermas. Dios tiene ojo clínico. Sabe discriminar entre la malignidad de una célula egoísta que ha perdido la apoptosis, y la bondad de otra que no pervirtió sus fines casándose con la eternidad falsa de la reproducción desenfrenada y desordenada del cáncer, símil perfecto del individuo moderno.
De esta forma, con fe absoluta en el huerto del edén, fue que el doctor Han Dong Kyu consiguió curarse él mismo y curar a su vez a los pacientes que llegaron a su consultorio desahuciados por los representantes de una ciencia médica inútil y soberbia, como esas células tumorales indignas de la vida.
Es verdaderamente una lástima que el ministerio médico de su país haya decidido perseguirlo penalmente por usar terapias no convencionales hasta conseguir retirarle la licencia médica y encarcelarlo por el delito gravísimo de curar a sus enfermos terminales. Han, que Dios te dé la gracia que libera al espíritu y alegra al corazón; bendito seas donde te encuentres; ¡gracias!, por el ejemplo, la enseñanza y tu Cruz inmerecida dignamente llevada.

Si quieres conseguir ésta vitamina para prevenir o curar, no oses ir a gual mart, porque al partir los huesitos de durazno en pos de la almendrita sabrosa que supuestamente te espera adentro, has de llevarte una desagradable sorpresa: no hay tal, te la hurtaron. En lugar de una píldora diseñada ex profeso por el médico de cuerpos y almas que nos rige, y empaquetada impecablemente en un envase ecológico, encontrarás un gel infecto y transparente, cortesía de los ingenieros genéticos que se prostituyen a la industria “alimentaria” yankee. Se llama “semilla terminator”. La fabricaron mezclando porciones de la cadena de ADN de algunos insectos con la de la semilla, y las pudieron meter en su cromosoma utilizando virus que también alteraron genéticamente para infectarla con la nueva orden de producir frutos estériles que no sólo fueran incapaces de dar pie a que de sus semillas nacieran otros ejemplares de durazno, sino que de paso también carecieran de esa vitamina que puede significarnos la diferencia entre seguir sanos o enfermarnos irremediablemente. Y sí, hombre, ¡no nos quieren!
¿Quieres colaborar con una industria que produce enfermos, que los mantiene así, que vive a sus expensas y que termina por matarlos?, sigue comprándole a los mercaderes del mal: asegúrales un presupuesto para seguir con su proyecto tanático. Pero por favor no olvides, antes de proseguir con esta decisión, ver detenidamente las caras y cuerpos macilentos y tristes de los enfermos que nos han hecho creer que no tienen cura; si después de verles la muerte en la mirada decides comprar un durazno transgénico, págalo en efectivo con tu cáncer: la comida transgénica te lo producirá.

Jn 4,44: “...quia propheta in sua patria honorem non habet.”

Visita este hipervínculo para saber de Han Dong Kyu: http://www.eraseunavez.org/detalle_obra.php?id=12

Los nuevos jinetes del Apocalipsis
Dr Han Dong Kyu
Sinopsis
«Estamos viviendo épocas de competencia. Hemos de adelantar a otros países en el campo de la medicina alternativa explotando nuestra medicina poderosa.» Con esta idea el Dr. Han Dong Kyu nos muestra en este libro los excelentes resultados de sus investigaciones en el campo de la medicina natural. En sus páginas el lector encontrará testimonios y pruebas gráficas sorprendentes de un tratamiento que ha llevado a su máximo impulsor a afirmar: “HE CONQUISTADO EL CÁNCER, EL SIDA Y LA DROGADICCIÓN”
Biografía
1936 Nace en Corea del Sur.
1954 Finaliza los estudios de medicina oriental.
1976 Es contratado como médico particular del presidente de Panamá, señor Lakas.
1978 Trabaja en el Instituto del Cáncer de Asunción (Paraguay).
1979 Se translada a Madrid para trabajar en el Instituto de Acupuntura y Medicina Tradicional China.
1981 Publica el libro Tratamiento de acupuntura.
1982 Publica el libro Tratamiento del cáncer con medicina matural.
1984 El libro Tratamiento del cáncer con medicina natural es traducido al español.
1989 Publica en Corea un libro sobre el comunismo, La carta al presidente de Corea del Norte y de Corea del Sur.
1990 Publica en España un libro sobre 4 tipos de acupuntura. Acupuntura del cuerpo, mano oreja y 5 elementos.
1991 Publica en Corea un libro sobre religión, El Dios Jehová que he visto en situación de verdad.
1997 Se publica en España Tratamiento revolucionario contra el cáncer con medicina natural.
1999 Se publica en Corea ¡Señor presidente! He conquistado el cáncer.
2001 Se publica en España el primer libro de Las vidas, enseñanzas y excelentes obras del señor Buda y sus alumnos.
2003 Se publica en España el segundo libro de Las vidas, enseñanzas y excelentes obras del señor Buda y sus alumnos. Actualmente es el presidente de la Asociación Española de Medicina Natural contra el Cáncer, SIDA y Drogadicción.