viernes, 5 de enero de 2007

El conejo mariwano y el cer-dotado...




Vacuna americana contra el cáncer desde Brasil. Sáaaamba!!!


http://www.dsalud.com/numero89_3.htm
VACUNA BRASILEÑA CONTRA EL CÁNCER
El investigador brasileño Jose Alexandre Barbuto -científico del Instituto de Ciencias Biomédicas de Sao Paulo- ha desarrollado una vacuna eficaz contra el cáncer que detiene el crecimiento de los tumores. La vacuna, que ha sido probada ya en casos de cáncer de riñón y piel con éxito, utiliza como antígenos células dendríticas cultivadas in vitro a partir de células comunes extraídas de la sangre del enfermo que son luego fusionadas con células tumorales lo que permite al sistema inmune reconocer las células cancerosas y combatirlas. Se trata de vacunas individualizadas con las que se han obtenido un 80% de resultados positivos a la hora de detener el crecimiento tumoral.
Desde el mes de mayo del 2005 los enfermos con cáncer renal o melanomas tienen a su disposición una nueva herramienta terapéutica que nada tiene que ver con la Radioterapia o la Quimioterapia, una vacuna individualizada sin efectos secundarios -comercializada en Brasil bajo el nombre de HybriCell- capaz de estabilizar el crecimiento tumoral en caso de metástasis, ofrecer una mejor calidad de vida y ampliar las expectativas de vida de los pacientes. Se trata del fruto del trabajo de diez años de un grupo de investigadores encabezado por el inmunólogo brasileño Jose Alexandre Barbuto y de la primera vacuna que a nivel mundial se comercializa para enfermos de cáncer con los beneplácitos de una agencia reguladora nacional, la Agência Nacional de Vigilância Sanitária del Brasil. Detrás de su desarrollo se encuentra una compañía de biotecnología brasileña, Genoa, creada por los científicos brasileños para desarrollar la vacuna y que se ha adelantado a las compañías -más de 60- que en todo el mundo trabajan en el campo de la inmunoterapia. En la página web del Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño aún hoy puede encontrarse la reseña del diario O Globo recogiendo la importante noticia: "Brasil crea novas terapias para tratar tumores"; la revista Época tituló: "Injecôes de resistencia", añadiendo: "Primeira vacina contra o câncer desenvolvida on Brasil interrumpe o avanço da doença em 80% dos pacientes com melanoma ou tumores de rim (riñón)"; y así podríamos seguir recorriendo un amplio número de medios de habla portuguesa con similares titulares. Incluso se solicitó en el Senado brasileño un reconocimiento para el doctor Barbuto por su trabajo, un "voto de apluso", con la siguiente justificación: "El homenaje que ahora formulo se justifica por la relevancia de la investigación del doctor Jose Alexandre. La vacuna contra el cáncer por él desarrollada merece la aprobación de la Agência Nacional de Vigilância Sanitária, por tener comprobada su eficacia para interrumpir el crecimiento de los tumores cancerígenos". Y firma el senador Arthur Virgilio.¿Que usted como enfermo o familiar de enfermo no ha oído hablar de la vacuna? ¿Que su oncólogo no le ha contado nada? Bien, es cierto que la vacuna no se comercializa en Europa pero ni siquiera eso sería una excusa. ¿No se les da la opción a los pacientes de gastarse enormes fortunas en las carísimas clínicas norteamericanas? La pregunta pues es por qué nuestros oncólogos no hablan de ella, por qué no se utiliza en España. ¿Correría la Seguridad Social con los gastos de un tratamiento que no se facilita en España? Ya que su oncólogo no se lo ha contado lo haremos nosotros. RESULTADOS ESPERANZADORESLa Agência Nacional de Vigilância Sanitária dio el visto bueno a la comercialización de la vacuna -en realidad, la comercialización del protocolo de obtención de la misma- primero porque al tratarse de una vacuna individualizada no puede ser considerada un medicamento; y segundo -pero más importante-, porque consideró que como procedimiento médico, al haberse obtenido resultados esperanzadores en la fase de experimentación sin ningún tipo de efectos secundarios, podría ofrecerse a los pacientes cuya evolución clínica les permitiera beneficiarse de ella. Los estudios de verificación se desarrollaron de forma conjunta por el Departamento de Inmunología del Instituto de Ciências Biomédicas da Universidade de São Paulo (USP), el Laboratorio de Patología Cirúrgica e Molecular y el Centro de Oncologia do Hospital Sírio-Libanês, y en ellos se trató a 70 pacientes en dos grupos diferentes. Todos ellos con melanoma y cáncer de riñón -ambos en fase de metástasis- a los que se había dado una esperanza de vida bastante reducida (entre 6 y 9 meses) y que ya no respondían a los tratamientos convencionales. Los pacientes no debían haber recibido además ninguna sesión de Quimioterapia, Radioterapia o Inmunoterapia durante al menos 4 semanas antes de la iniciación del estudio. Se decidió definir como beneficio clínico la estabilización de la enfermedad durante un período de 3 meses, criterio también utilizado en el caso de la terapia hormonal en el cáncer de pecho. El primer grupo incluyó a 35 pacientes -13 con melanoma y 22 con cáncer de riñón- y los resultados fueron publicados en la revista Cancer, Inmunology and Inmunotherapy."Usando este criterio -escribía el doctor Barbuto en Scientific American Brasil- cerca del 80% de los pacientes que habían recibido al menos dos de las dosis inicialmente propuestas en el estudio presentaron beneficio clínico con la vacunación. Esta estabilización de la enfermedad tuvo un período medio de cerca de 6 meses y no hubo diferencias entre ambas neoplasias. Además, la supervivencia media de los pacientes vacunados fue de 13 meses para los portadores del melanoma y superior a los dos años para los portadores de carcinoma renal. Otro punto interesante es que esta estabilización de la enfermedad estuvo acompañada de una mejora en la calidad de vida de los enfermos que se sintieron mejor, ganaron con frecuencia peso y no presentaron efectos secundarios nocivos como consecuencia de la vacunación. La vuelta del crecimiento del tumor, cuando ocurrió, no siempre fue al mismo ritmo que antes del tratamiento y en algunos casos se dio en tejidos donde el sistema inmune tiene una actividad menor, como el sistema nervioso central. También en uno de los pacientes llegamos a observar una 'respuesta patológica', es decir, en un análisis histológico del lugar en donde tenía el tumor no se consiguieron identificar células neoplásicas ni apenas células del sistema inmune sugiriéndose que estas últimas infiltraron y destruyeron el tumor después de la vacunación".Los resultados, considerados como muy esperanzadores, llevaron al doctor Barbuto y a su equipo a realizar un nuevo estudio con otras 35 personas enfermas haciendo unas modificaciones mínimas en el protocolo a fin de no sólo vigilar la respuesta clínica sino además obtener datos sobre la respuesta inmune. Los resultados clínicos se vieron confirmados. "Observamos otra vez -sigue recordando Barbuto- la estabilización de la enfermedad en cerca del 80% de los pacientes por un período equivalente y, una más vez, sin efectos secundarios significativos. Además también en este segundo grupo se pudo apreciar reducción del volumen tumoral después de la vacunación en algunos pacientes, como se observó, por ejemplo, en las tomografías de una persona enferma que antes de la vacunación presentaba grandes metástasis mediastinas, es decir, tumores en el mediastino, que desaparecieron prácticamente después del tratamiento". Es evidente que al tener que probarse la vacuna brasileña en pacientes completamente desahuciados por la oncología oficial -como ocurre con tantos otros productos que podrían significar respuestas alternativas- era difícil obtener mejores resultados como reconocían los autores de la investigación en Cancer, Inmunology and Inmunotherapy: "El hecho que no se obtuvieran mejores contestaciones clínicas no es sorprendente. Todos los pacientes incluidos en el protocolo tenían grandes masas tumorales y en el momento del inicio del protocolo muchos estaban en una fase muy agresiva de la enfermedad con limitaciones evidentes en su calidad de vida. A pesar de lo cual algunos de esos pacientes experimentaron prolongados períodos de estabilidad de la enfermedad y volvieron a su vida normal sin las barreras de Quimioterapia que, para ellos, suponía un beneficio muy bajo". Barbuto y sus colegas tenían claro cuál era la línea a seguir: "En conclusión, los datos presentados apoyan el uso y un estudio más amplio de la vacunación con células dendríticas para el tratamiento de pacientes con cánceres avanzados y, más probablemente, indican su uso para pacientes con la enfermedad menos avanzada que podrían beneficiarse más aún de este acercamiento".Con las cosas tan claras los investigadores se plantearon el siguiente paso: cómo llegar a hacer viable la vacuna para uso clínico. La respuesta fue la creación de una compañía de biotecnología, Genoa, encargada de poner en el mercado -con el beneplácito de la Agência Nacional de Vigilância Sanitária-, HybriCell, la primera vacuna comercializada contra el cáncer. De la importancia del proyecto es un buen ejemplo el interés que ha mostrado ya el Gobierno de Corea del Sur en la empresa. "Recorrieron la empresa, les gustó lo que vieron y nos invitaron a mudarnos allá. Luego propusieron los incentivos para hacerlo -declaraba Fabio Diogo, uno de los directivos de Genoa a un periódico mexicano-. Éstos incluían la exención de impuestos durante 50 años y todos los salarios de Genoa cubiertos por ese Gobierno durante 20 años. No hemos dicho que no". De momento, pues, la vacuna sigue siendo brasileña; y mientras no se apruebe en Europa puede conseguirse allí. Veamos ahora cuáles son las bases científicas de la vacuna desarrollada por Barbuto. LAS CÉLULAS DENDRÍTICASEs obvio que la búsqueda de vacunas contra el cáncer -la primera en el mundo la desarrolló y patentó a nivel internacional el investigador español Fernando Chacón, creador del Bio-Bac, sin que los distintos ministros de Sanidad españoles hayan querido nunca comprobar oficialmente sus aseveraciones y su eficacia- se considera hoy el gran reto de la investigación oncológica mundial. Cada vez son más los científicos que estudian la relación entre el sistema inmune y las células tumorales. Y muchas las líneas de investigación que tratan de buscar respuestas a cómo activar el sistema inmune en presencia de células tumorales o en cómo impedir que éstas pasen desapercibidas ante nuestro sistema defensivo. Nosotros, en Discovery DSALUD, les hemos contado también ya los éxitos conseguidos en México por el doctor Salvador Capistrán -miembro del
Consejo Asesor de nuestra revista- con sus vacunas elaboradas a partir de fracciones peptídicas tumorales obtenidas de la orina de los pacientes, trabajo recientemente reconocido -¡por fin!- por la Oncología oficial mexicana pues acaba de ser invitado a presentar su trabajo y resultados en el más importante foro de oncólogos del país. Sólo año y medio después de que lo hiciese en la capital de España durante el I Congreso Internacional sobre Tratamientos Alternativos y Complementarios en cáncer que nuestra revista organizó en el Palacio de Congresos de Madrid.E igualmente nos hemos ocupado de los trabajos del médico mexicano Sergio Estrada con factores de transferencia -cadenas peptídicas compuestas de decenas de aminoácidos que parecen almacenar toda la experiencia del sistema inmune- obtenidos de los glóbulos blancos. Pero claro, en ambos casos se trata de investigadores sin ánimo de lucro que además han llevado adelante su trabajo sin apoyo económico alguno con lo que ello supone de aislamiento del resto de la oncología oficial.Así que mientras Chacón, Capistrán, Estrada, Barbuto y otros investigadores de los que hablamos más adelante- han obtenido ya vacunas anticancerígenas... decenas de laboratorios de todo el mundo siguen ignorando sus aportaciones y buscando otras que poder patentar y comercializar enfrentándose, una y otra vez, al hecho de que las células tumorales escapan a la vigilancia de nuestro sistema inmune.Volvamos pues al trabajo del investigador brasileño -a quien dedicamos en esta ocasión el presente artículo- a fin de explicar que su trabajo empezaría con la identificación -realizada a nivel internacional- del importante papel que juegan las células dendríticas en la respuesta tumoral. Las células dendríticas son las responsables en nuestro organismo de atrapar a los antígenos -sustancias que inducen la formación de anticuerpos de virus, bacterias y otros organismos patógenos y señalárselos a las células T de nuestro sistema inmune para que inicien la respuesta inicial. Las células dendríticas se encuentran por todo el organismo y poseen en su parte externa receptores capaces de detectar los antígenos y trasladarlos hasta el ganglio linfático más cercano. Y es en el sistema linfático donde precisamente se producen los linfocitos T. La información entregada señala además el lugar exacto donde se requiere su intervención. A los inmunólogos involucrados en esta línea de investigación les sorprendió constatar que el crecimiento tumoral se produce en un microambiente donde las células dendríticas no cumplen su función de forma adecuada. Para que una célula dendrítica presente un antígeno (una sustancia reconocible para el sistema inmune) a los linfocitos T tiene que haber pasado de un estado "no maduro" a uno "activado", estado que no acaban de alcanzar en el microambiente tumoral impidiéndose así la captura de antígenos y la posterior respuesta del organismo. Pero además puede ocurrir que en los enfermos de cáncer ni siquiera exista una adecuada producción de células dendríticas porque sus células precursoras, los monocitos, no acaben de diferenciarse adecuadamente."Así, para que el sistema inmune -escribe el doctor Barbuto- pueda responder a una sustancia extraña necesita que sea presentada por una célula dendrítica. Tales células pueden encontrarse difusamente por el cuerpo y su aislamiento in vitro, aunque es posible, es laborioso y poco eficiente. Hace cerca de diez años, sin embargo, fue descrita la posibilidad de inducir, en cultivos, la diferenciación de otros tipos celulares en células dendríticas. Entre estos tipos precursores está el monocito, una célula conseguida fácilmente de la sangre periférica y que da origen, en un período de 5 a 7 días, a células morfológicas y funcionalmente equivalentes a las dendríticas conseguidas en el organismo. Con esta innovación llegó a ser posible generar células dendríticas en gran cantidad y de manera relativamente simple".El siguiente paso que diferencia las distintas líneas de investigación a nivel mundial es decidir cómo conseguir que las células dendríticas producidas masivamente en laboratorio presenten los antígenos tumorales al sistema inmune. Y entre las distintas maneras Barbuto escogió para su vacuna la fusión eléctrica de células dendríticas alogénicas -es decir de pacientes voluntarios sanos- y de células de tumor autólogas, es decir, procedentes del propio enfermo. Y aunque otros investigadores también han decidido utilizar células dendríticas o monocitos del propio paciente Barbuto se inclinó por el uso de células de donantes sanos convencido de que al aprovechar la capacidad de presentación de antígenos de un donante sano la inducción de la contestación inmune contra el tumor es mucho más eficaz. Además las células de donante permiten afrontar el hecho de que uno de los problemas del enfermo de cáncer es posiblemente la incapacidad de sus monocitos para transformarse en células dendríticas. LA FUSIÓNEn suma, para la preparación de la vacuna se consiguieron células mononucleares de un donante sano por leucoforesis -proceso similar a la donación de plaquetas- en el que separa la sangre del donante y se retiene solamente un tipo celular definido. Después esas células fueron separadas por gradientes de densidad y cultivadas durante cerca de dos horas período en el que los monocitos se separan dando después comienzo la fase de enriquecimiento con citoquinas y factores de crecimiento a fin de buscar la diferenciación de los monocitos en células dendríticas. Luego, al quinto día de cultivo, se añade otra citoquina capaz de provocar la activación de las células dendríticas. Y al séptimo las células ya cuentan con las características necesarias para actuar como presentadores eficaces del antígeno.Después se obtienen directamente células del tumor primario o metastásico, razón por la que es necesario para el protocolo de vacunación que el tumor sea accesible. Células que son desmenuzadas a través de una digestión enzimática obteniéndose al final del proceso entre uno y diez millones de células monocelulares viables por cada gramo de tejido digerido. Éstas se recuperan, se lavan y se criogenizan hasta el momento de la hibridación. En el momento elegido las células dendríticas cultivadas son recogidas y suspendidas en una solución estéril de glucosa al 5% en una concentración de uno a diez millones de células por mililitro. Después se descongelan las células tumorales y se suspenden en el mismo tipo de solución. Las dos suspensiones celulares son mezcladas en volúmenes iguales y a continuación las células son fundidas por un pulso eléctrico de 1.000 V/cm."Este método -señala Barbuto en su artículo- tiene una eficacia de fusión del 15%, pero para la inyección (intradérmica o directamente en algún nodo linfático, órgano del sistema inmune que concentra los linfocitos) no se procede a ningún método de separación adicional. De tal manera, son inyectadas tanto las células fundidas como las no fundidas. Antes de la inyección las células son sometidas a una alta dosis de radiación gamma (200 Gy), para prevenir su multiplicación eventual en el paciente".Pues bien, los enfermos recibieron dos dosis de la vacuna celular híbrida con un intervalo de al menos seis semanas entre ellas. Tras la segunda dosis la vacunación continuó con el mismo intervalo hasta el final de la progresión de la enfermedad o hasta que no hubo ninguna célula tumoral disponible para la preparación de la vacuna.Los resultados finales fueron los ya citados. A juicio de los investigadores, y más allá de las evidencias clínicas recogidas, una mayor concreción de los resultados directos de la vacuna sobre el funcionamiento del sistema inmune queda pendiente de estudios posteriores. "In vivo -explica Barbuto- fue posible percibir una recuperación funcional del sistema inmune de los pacientes por la recuperación de respuestas de hipersensibilidad tardía a los antígenos estándar, respuestas que eran negativas antes de la vacunación y que llegaron a ser positivas después de ella. Estos análisis sugieren que el sistema inmune de los pacientes, al recuperar sus funciones, habría podido también adquirir la capacidad de reconocer y de luchar contra las células tumorales del paciente. Esto se daría, por un lado, por la recuperación funcional de los precursores de las células dendríticas que, después de la vacuna, tendrían mayor capacidad de distinción de las células tumorales. Por tanto, como las células dendríticas, podrían presentar los antígenos del tumor a los linfocitos y desencadenar una respuesta específica. Por otra parte, la recuperación de las respuestas de hipersensibilidad tardía indica que los mecanismos del sistema se vuelven más activos después de la vacunación pudiendo dirigirse contra el tumor y destruirlo". ENTREVISTA CON JOSE ALEXANDRE BARBUTOEs evidente que el trabajo del doctor Barbuto ha abierto en todo el mundo enormes expectativas. Quisimos por ello saber el estado actual de su trabajo y ésta es la conversación que mantuvimos con él hace apenas unos días, el pasado 10 de noviembre. -Ha recibido usted un reconocimiento público poco habitual: ¡el del Senado de su país!-Efectivamente, recibí un Voto de Aplauso del Senado por el desarrollo de la vacuna. Lo que me anima a proseguir con más ahínco aún la investigación. -¿En qué estado se encuentra ésta?-En los últimos meses hemos dedicado la mayor parte de nuestro esfuerzo a investigar la biología de las células dendríticas para tratar de identificar las mejores maneras de aumentar la eficacia de su uso en la terapia anticancerígena. Y ello nos ha permitido entender mejor las alteraciones que en esas células sufren los pacientes de cáncer y diseñar estrategias para mejorar sus funciones. -¿Se está investigando ya la eficacia de la vacuna en otros tipos de cáncer?-En estos momentos estamos elaborando nuevos protocolos de investigación para constatar su eficacia en neuroblastomas, mielomas múltiples, glioblastomas, linfomas y, posiblemente, osteosarcomas pero ninguno de los trabajos ha comenzado aún. -¿Y tienen más resultados sobre enfermos con cáncer renal o melanomas?-No. Pero sí tenemos nuevos datos sobre la biología de las células de los pacientes cancerosos. Nos hemos dado cuenta, observando la fisiología del sistema inmune, de que los linfocitos, para determinar el modelo de respuesta necesitan identificar los diferentes antígenos y para ello dependen de la "presentación" de los mismos. Y dado que las células dendríticas tienen una capacidad única para presentar los antígenos a los linfocitos tiene mucho sentido que estén involucradas en la determinación de la respuesta inmune al cáncer así como a cualquier otro estímulo. -¿El deterioro sufrido por el sistema inmune a lo largo de un tratamiento con quimioterapia y radioterapia no puede impedir que los resultados con la vacuna sean mejores?-Se podría suponer que la "agresión" representada por la quimioterapia y radioterapia podría impedir el logro de mejores resultados con la inmunoterapia pero uno no puede olvidar que además de esa "agresión" la quimio y la radioterapia también reducen la carga tumoral en los pacientes. Y dado que el propio tumor afecta al sistema inmune negativamente es difícil determinar el efecto neto de estos tratamientos cuando consideramos los resultados de la inmunoterapia. Sólo estudios específicos diseñados para ese fin podrían contestar a esa pregunta de manera precisa. -¿Cree que si se aplicara su vacuna en estados iniciales de cáncer en lugar de en fases avanzadas la reacción del sistema inmune sería mejor y, por ende, habría mayor esperanza de vida?-Tiene sentido suponer que cuanto más pronto "aprenda" el sistema inmune de las células tumorales más pronto serán eliminadas y, por ende, más eficaz será la inmunoterapia. Pero eso sólo podrá saberse con certeza tras nuevos ensayos. Es importante recordar que durante mucho tiempo nuestras predicciones, sólidamente basadas en el conocimiento disponible, fueron negadas. Y aunque inicialmente nos hayamos sentido defraudados tales hechos han sido al final positivos para el progreso de nuestra comprensión de la naturaleza. Sólo corrigiendo continuamente nuestros puntos de vista y modelos podemos aprender más y actuar más eficazmente. En la ciencia como en la vida en general. -Aunque por motivos de experimentación hayan sido pacientes con melanomas y cánceres renales los primeros en ser vacunados, ¿al ser la suya una vacuna que utiliza células tumorales del paciente y células dendríticas alogénicas no es lógico que pensar que ha de servir también en otros tipos de cánceres?-Sí, pero debemos verificarlo de forma específica con protocolos clínicos diseñados para evaluarlo. -¿Se han llevado a cabo experiencias con pacientes voluntarios en estados iniciales de la enfermedad que aunque puedan ser considerados "casos anecdóticos" reflejen una clara mejoría?-Es difícil estar seguro de los resultados reales en los casos de pacientes en fases iniciales de cáncer porque el seguimiento ha de ser mucho más amplio para estar seguro de la respuesta. -¿Están aplicando ya la vacuna en sus protocolos oficiales los oncólogos de su país?-No de forma mayoritaria. Algunos la utilizan en casos específicos pero no se hace aún de forma masiva porque el número de pacientes tratados no justifica todavía la modificación estable de los protocolos oficiales. OTRAS EXPERIENCIASEn suma, en la actual carrera despiadada para conseguir una vacuna patentable -lo son todas las carreras comerciales- el profesor Barbuto y su equipo han conseguido llegar a la meta con ventaja. Ello no quiere decir que sean los únicos que están trabajando en esta línea pero son los que han conseguido romper el círculo vicioso de una investigación que se repite y repite a nivel mundial, una y otra vez, pero que -no se sabe muy bien por qué extrañas razones (¿o sí?)- nunca acaba de concretarse como ahora ha hecho el grupo de Barbuto. Un ejemplo. Fue en 1996 cuando Ronald Levy, Director de la División de Oncología en la Universidad de Stanford (California, EEUU), publicó junto a otros colegas un estudio en Nature Medicine titulado: Vaccination of patients with B-cell lymphoma using autologous antigen-pulsed dendritic cells. Y en él ya señalaba claramente este tipo de vacunas como solución al cáncer. "En este estudio -se lee en la síntesis de su trabajo- nosotros investigamos la capacidad de las células dendríticas autólogas (del propio paciente) fundidas con proteínas específicas tumorales para estimular la inmunidad antitumoral cuando son inyectadas como vacuna. Cuatro pacientes con linfoma de células B folicular recibieron una serie de tres o cuatro inyecciones de células dendrítico-tumorales seguidas, en cada caso, por inyecciones hipodérmicas de antígeno soluble dos semanas después. Y todos los pacientes desarrollaron respuestas antitumorales mensurables. Además un paciente ha experimentado la regresión completa del tumor, un segundo paciente una regresión parcial y a un tercer paciente le está desapareciendo toda evidencia de enfermedad" Seis años después, según informaba la agencia Reuters desde Nueva York, Levy seguía demostrando que su vacuna puede inducir respuestas del sistema inmune y una regresión tumoral durable en pacientes con linfoma no-Hodgkin de células B, fases III o IV. En otro estudio modelo él y sus colegas vacunaron a 10 pacientes que habían recaído o que mostraban la enfermedad. Los investigadores observaron actividad antitumoral en cuatro pacientes y en tres de ellos una respuesta plena. Después ampliaron el estudio a 25 nuevos pacientes. De los 23 pacientes que completaron la serie de vacunación 15 mostraron respuesta linfocitaria y dieciséis estabilizaron la progresión durante una media de 43 meses. Y en un subgrupo de 18 pacientes que experimentaban escasa respuesta a la Quimioterapia cuando empezó la vacunación cuatro de ellos mostraron una regresión sostenida del tumor.Y Levy no es el único. Hay muchos más investigadores con resultados similares, cada uno en su propio país. A. Kluger y otros colegas del Departamento de Urología de la Universidad de Gottingem (Alemania) publicaron en el año 2000 una investigación titulada Regression of human metastatic renal cell carcinoma after vaccination with tumor cell-dendritic cell hybrids para la que utilizaron básicamente el mismo método seguido por Barbuto en Brasil. "Nosotros -señalan en su investigación- presentamos un estudio de vacunación celular híbrida en 17 pacientes. Usando las técnicas de electrofusión generamos células híbridas de células tumorales autólogas y células dendríticas alogénicas (…) Después de la vacunación, y en un tiempo medio de 13 meses, cuatro pacientes rechazaron todas las lesiones de tumor metastático completamente, uno presentó una 'respuesta mixta' y dos tuvieron una reducción de masa tumoral de más del 50%. Nuestros datos indican que la vacunación celular híbrida es una terapia segura y eficaz para el carcinoma celular renal y puede proporcionar una estrategia ampliamente aplicable para otras malignidades con antígenos desconocidos". E investigando en este campo nos enteramos de que dos investigadores de la Universidad de Chile, Flavio Salazar y Carlos Ferrada, han desarrollado también una vacuna que atenúa los efectos del melanoma. Para hacer su vacuna obtienen las células dendríticas de la sangre del paciente. Una vez cultivadas, se hace un "puré" de melanoma que se cultiva junto a las células dendríticas, éstas lo digieren y expresan en sus membranas las proteínas antigénicas del melanoma. Luego estas células son inyectadas en los pacientes, los linfocitos T reconocen las células tumorales y atacan al melanoma. En la actualidad trabajan en el desarrollo de vacunas contra el cáncer de piel, cáncer renal y leucemia."Estamos utilizando los mismos métodos de vanguardia que se están utilizando en Estados Unidos -afirma Salazar en el diario Últimas Noticias de Chile-. Pero una investigación de este tipo, de acuerdo a los estándares del Primer Mundo, requería de un millonario laboratorio de bioseguridad que no había cómo construir en Chile. La vacuna la hicimos igual pero no cumplimos con todos esos espectaculares métodos de seguridad. No la habríamos hecho si hubiésemos empezado por pensar primero en el laboratorio y después en la vacuna".Hoy su proyecto tiene un coste de 420 millones de pesos y el Fondo de Fomento del Desarrollo Científico y Tecnológico les ha concedido 310. Otro 20% será aportado por dos empresas: Oncobiomed y Tecnofarma. En todo caso, Salazar afirma que el aporte económico más significativo proviene de los estudiantes de pre y post grado: "No se les paga o se les paga muy poco. Son profesionales que reciben 100.000 pesos y trabajan todo el día". Según recoge el diario chileno, el equipo -formado por médicos, biólogos, bioquímicos, veterinarios, biotecnólogos y químicos farmacéuticos- goza de otro tipo de satisfacciones: "Tuvimos un paciente -declaró Salazar al diario chileno- que tenía un melanoma intraocular bastante grande y estaba con morfina para el dolor. Se puso la primera vacuna y cuando volvió por la segunda nos dijo que ya no estaba usando morfina porque ya no le dolía".Como vemos, soluciones al cáncer no faltan en el mundo pero casi todas se quedan en el ámbito universitario. En el caso de las vacunas estamos además ante tratamientos individualizados lo que hace más difícil su rendimiento comercial y, por ende, su difusión internacional. Afortunadamente en Brasil se ha dado un primer paso importante que incluye todos los elementos deseables: el enfoque individual de la lucha contra el cáncer desde el propio sistema inmune del paciente y no desde la agresión al mismo; un notable equipo de investigación encabezado por un inmunólogo, el doctor Barbuto; una universidad capaz de apoyar la investigación junto a otros centros públicos; la iniciativa -ante la falta de apoyo de grandes laboratorios- de crear una empresa biotecnológica propia: Genoa; el apoyo político del Gobierno del estado de Sao Paulo; y la visión pragmática de la Agência Nacional de Vigilância Sanitária que además de reconocer que como vacuna individualizada no necesita de los mismos requisitos que un medicamento aprobó su uso basándose en los beneficios clínicos obtenidos y en la ausencia de efectos secundarios en los pacientes.Nadie puede afirmar hoy ya, en suma, que no existen vacunas contra el cáncer. Las hay aunque los oncólogos se hayan empeñado hasta ahora en ignorarlas.Antonio F. Muro

HIPERPERMEABILIDAD INTESTINAL

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LA HIPERPERMEABILIDAD INTESTINAL PUEDE PROVOCAR O AGRAVAR NUMEROSAS PATOLOGÍAS

La media tonelada de alimento que -aproximadamente- ingiere cada persona en un año sirve no sólo de combustible para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo sino también para reconstruir o reparar los daños que a lo largo de la vida se producen en el organismo. Y aunque el alimento se procesa a lo largo de todo el sistema digestivo en este artículo vamos a centrarnos en la actividad del intestino delgado y, sobre todo, en los trastornos derivados de las alteraciones en la permeabilidad intestinal ya que en la actualidad estos trastornos son causa de un importante número de patologías. Veamos pues primero de manera somera cómo es y qué actividades lleva a cabo el intestino delgado y por qué razón su eficacia es de tan vital importancia.El intestino delgado es un largo tubo retorcido que une el estómago con el intestino grueso. Su superficie interior es de aproximadamente 18,6 m2 y, por tanto, diez veces mayor que la superficie total de la piel. De hecho puede llegar a los 100 m2 si consideramos las pequeñas vellosidades que sobresalen del revestimiento intestinal. Y si bien son muchas las estructuras presentes en esta parte del aparato digestivo vamos a centrarnos sólo en aquellas que son de vital importancia para el tema que nos ocupa. La pared del intestino delgado tiene varias capas, entre ellas la mucosa -la que más nos interesa- que corresponde a la parte más interna. Y dentro de ella hay diferentes zonas, como el epitelio, donde se alojan las vellosidades que son estructuras en forma de dedos que aumentan la superficie interna y cuya principal función es la absorción. También encontramos células con actividad inmunitaria y células con actividad para secretar o sintetizar diferentes sustancias. Tal es su estructura. Veamos pues ahora cuál es su función y porqué debemos prestarle la atención debida.El intestino delgado participa en diferentes actividades. Así, -Interviene en muchas reacciones inmunitarias. De dos formas. Por un lado, mediante una inmunidad no específica mediada por diferentes sustancias -como los jugos gástricos que poseen propiedades bactericidas gracias a su acidez-, el propio movimiento del intestino -que facilita la eliminación rápida de sustancias peligrosas-, el mantenimiento de una flora intestinal equilibrada -donde las bacterias saprófitas o beneficiosas impiden la proliferación de las bacterias patógenas o el propio desequilibrio de las saprófitas- y, por último, diferentes sustancias que eliminan la acción de elementos patógenos. Y por otro, disponemos de unas defensas específicas donde intervienen los linfocitos B y T, células especializadas en la producción de anticuerpos y de las placas de Peyer, formaciones que tienen la capacidad de reconocer y absorber antígenos y provocar respuestas inmunitarias específicas. -Participa en la digestión de los alimentos transformando grandes moléculas complejas en otras más pequeñas y simples.-Y, finalmente, selecciona la absorción de las sustancias digeridas. Este acto se lleva a cabo en las vellosidades del intestino que se encargan de permitir el paso desde el intestino a la sangre de todos los nutrientes necesarios (vitaminas, aminoácidos, grasas, etc.). Es a lo que se denomina permeabilidad intestinal y el hecho de que cada día pasen por el intestino delgado alrededor de 11,5 litros de alimentos digeridos, líquidos y secreciones gastrointestinales, y que sólo se eliminan por las heces unos 100 ml diarios nos da una idea del trabajo que realiza esta parte del aparato digestivo.En suma, las paredes intestinales son permeables con el fin de permitir o impedir el paso de diferentes sustancias. Por consiguiente actúa de vehículo o de freno según el tipo de sustancia que pretenda atravesar sus paredes.Hasta hace no mucho se pensaba que esta actividad era realmente efectiva pero nada más alejado de la realidad. Hoy se sabe que incluso en individuos sanos el intestino delgado no siempre es eficaz y ello se debe a que su capacidad depende de multitud de factores. Las infecciones intestinales, los productos tóxicos, el alcohol, los antiinflamatorios no esteroideos, los antibióticos, las dietas desequilibradas, determinadas bacterias que se encuentren en clara ventaja numérica respecto de su situación normal y que se adhieren al epitelio provocando inflamación del mismo, lesiones y la liberación de sustancias tóxicas (colibacilos, estafilococos, estreptococos, etc…), son responsables de una permeabilidad intestinal alterada. También debemos contar con el abuso que en nuestra sociedad occidental se hace de los productos cárnicos y grasas saturadas, de la cafeína, de los azúcares simples y de los aditivos -responsables todos ellos de la alteración de la flora intestinal- así como del consumo de aguas contaminadas y alimentos en mal estado. Obviamente el problema comienza cuando las paredes del intestino se inflaman como consecuencia de cualquiera de las razones expuestas y se convierten en paredes hiperpermeables.Pues bien, hay que decir que la hiperpermeabilidad intestinal está relacionada con muy diferentes patologías: la enfermedad de Crohn, la giardiasis, la candidiasis crónica, el asma, la artrosis, la artritis reumatoide, la espondilitis anquilosante, las alergias e intolerancias alimentarias, el síndrome de intestino irritable y otras enfermedades consideradas autoinmunes. Y el problema no acaba ahí. Porque cuando el intestino está inflamado es incapaz de procurar una absorción adecuada de los nutrientes y, por tanto, se convierte en el responsable de deficiencias nutricionales potencialmente peligrosas. Además en esas condiciones se dañan determinadas enzimas y otras sustancias con actividad detoxificadora sobre el intestino lo que empeora la situación y a su vez sobrecarga la actividad detoxificadora del hígado y las necesidades energéticas del organismo por lo que aparece la fatiga, se altera la función inmunitaria propia de las paredes intestinales -y, por ende, su capacidad-, se favorecen las infecciones -ya que permiten el paso de bacterias y virus de forma indiscriminada- y se permite el paso de alimentos mal digeridos que son causa de numerosas alergias e intolerancias alimentarias.Cabe señalar en todo caso que la situación contraria también es responsable de alteraciones ya que una permeabilidad intestinal minimizada puede ser causa de mala absorción y provocar deficiencias nutricionales a pesar de que la ingesta de alimentos sea la adecuada. RECOMENDACIONES GENERALESPara evitar los problemas mencionados hay pues que: Masticar y ensalivar bien los alimentos. Tratar de eliminar -si se conoce- la causa de las posibles inflamaciones intestinales. Evitar o eliminar el consumo de alcohol y picantes. Evitar el café ya que los componentes que le dan su aroma son especialmente irritantes de la mucosa intestinal; incluso cuando es descafeinado. Evitar el excesivo consumo de carnes, grasas y sus derivados. Evitar la "comida basura". Asegurarse una buena ingesta de vegetales y frutas. Sustituir el azúcar blanco y las harinas refinadas por azúcares y harinas completos. El azúcar blanco, en particular, es irritante de la mucosa y favorece la proliferación de bacterias como la Helicobacter Pylori. Aumentar el consumo de fibra, sobre todo de tipo soluble. Ingerir alimentos ricos en enzimas digestivas para mejorar la degradación de los mismos. Evitar aquellos alimentos que actúen irritando las paredes intestinales. Evitar los alimentos fritos ya que generan sustancias irritantes para el intestino como la acroleína y el ácido butírico. También se debe evitar la leche ya que la lactosa que contiene no es bien digerida por muchas personas produciéndolas irritación y disbacteriosis. ALIMENTOS ADECUADOS Aguacate. Es suavizante, desinflamatorio y protector de la mucosa. Ajo. Es un antibiótico natural que permite el reequilibrio de la flora intestinal normal. La ligera irritación que produce su ingesta estimula la producción de prostaglandinas antiinflamatorias que protegen la mucosa gástrica. Lo adecuado es comenzar por una pequeña cantidad e ir aumentándola progresivamente. Alfalfa. Contiene enzimas que mejoran los procesos digestivos y combaten las fermentaciones. Alimentos probióticos. Ayudan a reequilibrar la flora bacteriana intestinal. Alimentos ricos en fibra. Presente en frutas, verduras y hortalizas. Arándanos. Son importantes en casos de disbacteriosis intestinal. Arroz integral. Es un normalizador del tracto intestinal. Avena. Aporta fibra soluble y es protectora y normalizadora del tránsito intestinal. Es recomendable tomarla en copos. Calabaza. Protectora de la mucosa. Cebolla. Actúa como antibiótico natural sobre las bacterias que pueden afectar al aparato digestivo respetando la flora bacteriana normal. Col. Es antiinflamatoria de la mucosa gástrica por su contenido en glutamina. Preferiblemente debe tomarse cruda en jugo fresco. Se deben tomar varias cucharadas al día con el estómago vacío, 10 minutos antes de las comidas. Cúrcuma. Es importante por su acción antibacteriana. Germinados. Contribuyen a regenerar la flora intestinal alterada. Granada. Es antiinflamatoria de la mucosa. Manzana. Contiene fibra y taninos que desinflaman la mucosa digestiva. Membrillo. Es antiinflamatorio de la mucosa gástrica. Se recomienda utilizarlo cocido y en forma de puré. Miel. Es cicatrizante y puede actuar frente a determinados gérmenes como el Helicobacter Pylori. Papaya. Además de ser rica en papaína (enzima digestiva) ejerce también una acción antiséptica contra numerosos gérmenes patógenos. Piña. Contiene bromelaína, que facilita la digestión de las proteínas. Tapioca. Tiene capacidad suavizante, desinflamatoria y regeneradora de la mucosa intestinal. Zanahoria. Por su contenido en pectina y betacaroteno mantiene en buen estado la mucosa intestinal. COMPLEMENTACIÓN Fibra: tiene capacidad para reducir la presencia de toxinas bacterianas en el tracto intestinal. Probióticos (lactobacillus, bifidobacterias y algunos cocos gram positivos): facilitan la producción y aumento de la biodisponibilidad de vitaminas como las B1, B2, B6, B12, nianina, biotina, ácido fólico y ácido pantoténico, y tienen una decisiva actividad antimicrobiana y restauradora de la mucosa intestinal dañada. Son capaces de inhibir el crecimiento de la Candida Albicans, la E. coli y otras bacterias peligrosas. La cepa de Bulgaricus LB-51 es responsable de restaurar la capacidad funcional del sistema inmune dependiente de la mucosa intestinal. Enzimas digestivas: responsables de la degradación de grandes moléculas en otras más pequeñas y digeribles; además tienen actividad antiinflamatoria y favorecen la eliminación de sustancias tóxicas. FOS (fructooligosacáridos): son el alimento perfecto para la flora intestinal pues la protege favoreciendo su equilibrio -sobre todo del tipo Bífidus- impidiendo el crecimiento de organismos patógenos. L-Glutamina: es especialmente eficaz para tratar las infecciones intestinales y la excesiva permeabilidad intestinal. Su actividad aumenta si va unida a la L-arginina. Vitamina A: actúa neutralizando diferentes sustancias tóxicas y promoviendo una buena actividad de la mucosa intestinal. Indol-3-Carnibol: promueve la detoxificación del hígado y del intestino. Vitaminas del grupo B: son indispensables para el mantenimiento de la mucosa intestinal y de la salud del aparato digestivo ya que intervienen en la absorción y metabolismo de los hidratos de carbono, los lípidos y las proteínas.

EL PELIGRO PARA LA SALUD DE LOS CAMPOS ELECTROMAGNÉTICOS ESTÁ CIENTÍFICAMENTE DEMOSTRADO


EL PELIGRO PARA LA SALUD DE LOS CAMPOS ELECTROMAGNÉTICOS ESTÁ CIENTÍFICAMENTE DEMOSTRADO
http://www.dsalud.com/numero89_1.htm
A finales del pasado verano Unión Fenosa pretendió instalar en un barrio de la capital líneas de alta tensión con una capacidad de 310.000 voltios a sólo dos metros bajo tierra en las inmediaciones de gran número de viviendas ignorando los graves riesgos para la salud de los campos electromagnéticos. Ante la reacción indignada de los vecinos la obra se detuvo. En Patraix (Valencia) otro grupo de vecinos intenta que no instalen al lado de sus casas una subestación que recibirá ¡220.000 voltios!. Paralelamente, en El escorial (Madrid) cinco funcionarios de la Policía han muerto de cáncer en apenas 16 meses y siete más padecen igualmente la enfermedad con la singularidad de que todos ellos trabajaban al lado de un superordenador, una antena de transmisiones y dos subestaciones eléctricas. Pues bien, Darío Acuña Castroviejo, catedrático de Fisiología Médica de la Universidad de Granada, acaba de finalizar un contundente trabajo titulado Informe científico sobre los efectos de los campos electromagnéticos en el sistema endocrino humano y patologías asociadas. Se lo contamos.
Los vecinos del madrileño barrio de Argüelles -uno de los más poblados de la capital- se encontraron a finales del pasado verano con que unos obreros abrían zanjas y con inusitada rapidez se instalaban en ellas 10 tubos de conducción de cables de alta tensión. Cuando quisieron darse cuenta estaba todo listo para que a pocos metros de sus viviendas pasaran por ellos 90.000 voltios estando a punto de instalarse 15 tubos más para transportar otros 220.000 voltios. En total pues, a pleno rendimiento, ¡310.000 voltios! que iban a circular bajo sus pies hasta una subestación cercana. Alarmados, los vecinos se movilizaron de inmediato y consiguieron detener las obras. Pero no por los evidentes peligros de los campos electromagnéticos sobre la salud sino por irregularidades administrativas. Y es que Unión Fenosa había afrontado esa obra "sin la preceptiva autorización administrativa y sin la aprobación del proyecto", según informó la Dirección General de Industria, Energía y Minas de la Comunidad de Madrid que abrió dos expedientes sancionadores a la compañía.
Solo que harían bien los vecinos en no confiarse. Los procelosos vericuetos administrativos son el medio natural en el que políticos y compañías mejor se entienden. Es demasiado habitual que mientras unos miran hacia otro lado -o cierran sin más los ojos- los otros actúan a su aire. Ejemplos hay de sobra. No olvidemos el caso de Majadahonda ampliamente denunciado en estas páginas. Unos vecinos informaron a la Fiscalía de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid que en menos de 25 metros a la redonda de un centro de transformación de Iberdrola y una antena de Telefónica se habían producido en los últimos años ¡45 muertes! -26 de ellas por cáncer y 14 por accidentes cardiovasculares- agregando que ni siquiera cuentan con las autorizaciones correspondientes… y ambos siguen abiertos y en funcionamiento. Es más, al parecer se hicieron no hace mucho obras para ampliar la potencia del centro de transformación de Iberdrola. Narciso de Foxá, el alcalde majariego, manifestó personalmente al director de Discovery DSALUD, José Antonio Campoy, la cantinela de siempre para justificar su inacción: ¡que no hay "evidencias científicas" de la peligrosidad de los campos electromagnéticos sobre la salud de las personas! Sin embargo, la presión de la oposición municipal -más bien formal-, las actuaciones del Fiscal de Medio Ambiente de Madrid Emilio Valerio ante un juzgado de la localidad y la insistencia de muchos vecinos le llevaría a declarar finalmente que estaba decidido a que el centro de transformación se trasladase pero que no podía hacerlo de momento debido a que el Ayuntamiento tiene dificultades económicas para asumir el coste. ¡Como si el Ayuntamiento tuviese que hacerse cargo de ello cuando Iberdrola lleva décadas años ejerciendo de manera irregular su actividad! ¡Al alcalde le bastaría hacer cumplir la ley a la compañía eléctrica! Por tanto es evidente que no lo hace porque no quiere.

TAMBIÉN EN MÓSTOLES

Precisamente la falta de las pertinentes autorizaciones administrativas permitió al juzgado de la también madrileña localidad Móstoles ordenar hace unos meses el cierre de otra subestación instalada junto a unas viviendas en las que se habían producido trece muertes por cáncer. No tuvieron sin embargo tanta suerte los vecinos de Patraix en Valencia. Denunciaron durante meses de forma reiterada las irregularidades administrativas que rodearon la puesta en marcha de la subestación que junto a sus viviendas recibirá ¡220.000 voltios! pero no les ha servido de nada. De hecho, a mediados de octubre pasado volvieron a instar al Ayuntamiento de Valencia a que cerrara la instalación por razones de salud además de por las razones administrativas aducidas pero tampoco se les ha hecho caso. Y eso que Iberdrola no cuenta según los vecinos con la "preceptiva licencia de actividad" a pesar de lo cual la subestación se puso finalmente en funcionamiento sin aviso alguno. Los vecinos lo descubrieron por el ruido de la maquinaria y las mediciones de los campos electromagnéticos realizadas sobre el terreno. ¿Y qué dice la empresa? Pues sostiene que cuenta con todas las autorizaciones necesarias para el desarrollo de su actividad. Y claro, los políticos de turno mirando hacia otro lado. Bueno, en este caso no. En este caso se ha llegado a lo inadmisible porque el concejal delegado de Grandes Proyectos, Alfonso Grau, llegó a declarar -según recogió El País- que Iberdrola no necesita ninguna licencia porque la actividad que desarrolla es "inocua" y que, por tanto, su funcionamiento no incumple la normativa. ¡Toma ya! ¡Y la gente les seguirá votando! La verdad, según denuncia La Comisión para el traslado de la subestación de Patraix en un comunicado del pasado 30 de octubre es que "en su día ningún técnico municipal quiso firmar la licencia de actividad al serles presentada desde el Ayuntamiento intentando hacerla pasar como actividad inocua aduciendo que se trataba de una actividad calificada".
Tampoco es de recibo el argumento de la alcaldesa valenciana Rita Barberá aduciendo que la instalación estaba prevista desde 1988. Porque entonces quizás no se supiera todo lo que ahora se conoce sobre la influencia de los campos electromagnéticos sobre la salud pero afirmar hoy eso es intolerable. Así que una de dos: o nuestros políticos son unos ignorantes o unos mentirosos.
Bien harían los señores Foxá y Grau así como la alcaldesa Barberá y el resto de rectores municipales, comunitarios y estatales de nuestro país en dedicar algo del tiempo que sí tienen para las compañías eléctricas a repasar las múltiples evidencias científicas que alertan del peligro de las radiaciones para la salud generadas por las torres de alta tensión, los centros de transformación, las antenas de telefonía y hasta los simples móviles de bolsillo porque es hora de dejar de engañar a la población.
Y si no tienen tanto tiempo para ello porque la salud y la vida de la gente les preocupa poco y no van a leerse los cientos de trabajos que así lo evidencian en todo el mundo pueden leer al menos el trabajo que, precisamente a instancias de los vecinos de Patraix, realizó el doctor Darío Acuña Castroviejo, catedrático de Fisiología de la Universidad de Granada, investigador español de prestigio internacional y miembro del Consejo Asesor de Discovery DSALUD, titulado Informe científico sobre los efectos de los campos electromagnéticos (CEM) en el sistema endocrino humano y patologías asociadas. Porque si tan sólo lo hubieran ojeado no tendrían la desfachatez de argumentar que la actividad que desarrolla Iberdrola es "inocua".

UN INFORME DEMOLEDOR

Dice el doctor Castroviejo en la página 8 de su informe, apartado 2.3 Campos electromagnéticos y patologías lo siguiente (los destacados en negrita son nuestros): "Las ondas electromagnéticas generadas por las corrientes eléctricas y por las microondas (telefonía, telefonía móvil, radiofrecuencias, telefrecuencias, radares civiles y militares, etc.) interfieren y distorsionan el funcionamiento normal del organismo humano. Aunque en la bibliografía científica hay cierta controversia se han publicado con suficiente rigor metodológico diversos efectos nocivos en las personas expuestas. Los principales efectos perjudiciales de la exposición a campos electromagnéticos son los siguientes:

a) Trastornos neurológicos como irritabilidad, cefalea, astenia, hipotonía, síndrome de hiperexcitabilidad, somnolencia, alteraciones sensoriales, temblores y mareos.
b) Trastornos mentales: alteraciones del humor y del carácter, depresiones y tendencias suicidas.
c) Trastornos cardiopulmonares: alteraciones de la frecuencia cardiaca, modificaciones de la tensión arterial y alteraciones vasculares periféricas.
d) Trastornos reproductivos: alteraciones del ciclo menstrual, abortos, infertilidad y disminución de la libido sexual.
e) Incremento del riesgo de algunos tipos de cáncer como las leucemias agudas y los tumores del sistema nervioso central en la infancia.
f) Trastornos dermatológicos: dermatitis inespecíficas y alergias cutáneas.
g) Trastornos hormonales: alteraciones en el ritmo y niveles de melatonina, substancias neurosecretoras y hormonas sexuales.
h) Trastornos inmunológicos: alteraciones del sistema de inmunovigilancia antiinfecciosa y antitumoral".

¿Les parecen pocos riesgos a nuestras autoridades municipales, autonómicas y estatales? ¿Sigue creyendo el señor Alfonso Grau que se trata de un tipo de actividad inocua, es decir, carente de riesgo para la salud? Pues a fin de ilustrarle a él y a sus colegas un poco más nos vamos a permitir extraer otro de los aclaratorios párrafos del mismo apartado del informe del doctor Acuña: "A finales de los años setenta aparecen ya los primeros datos que indicaban una asociación entre campos electromagnéticos y cáncer, particularmente leucemia infantil. Desde entonces se han realizado gran cantidad de estudios epidemiológicos y de laboratorio para establecer una relación entre la exposición a campos electromagnéticos y patología humana. La IARC (Internacional Agency for Research of Cancer), referencia mundial sobre investigación del cáncer, señala que a partir de 0'4 microteslas se ha observado un aumento de la tasa de mortalidad por leucemia en profesionales relacionados con el trabajo en campos electromagnéticos y en niños que habitan casas cercanas a tendidos de alta tensión. Países como Suecia han reconocido en su legislación la incidencia de los campos electromagnéticos generados por las líneas de alta tensión en la leucemia infantil. Otros estudios mostraron que la mayoría de los casos de muerte súbita de lactantes se produce en la cercanía de vías electrificadas, emisoras de radio, radar o líneas de alta tensión, es decir, zonas expuestas a fuertes campos electromagnéticos. Se encontró también un aumento de la frecuencia de malformaciones congénitas en niños cuyos padres trabajaban en fuentes generadoras de alta tensión".
¿Qué más necesitan las autoridades para entender que su postura de dejar hacer a las compañías eléctricas ha pasado a convertirse en una grave negligencia con consecuencias no ya económicas sino lesivas para la salud de sus conciudadanos? Porque podríamos volver a citar lo más destacable de los cientos de estudios existentes que confirman lo que perfectamente ha resumido el doctor Castroviejo (el lector puede acceder a los artículos que anteriormente hemos dedicado a este asunto entrando en nuestra web).

LA TELEFONÍA MÓVIL TAMBIÉN ES PELIGROSA

Tras lo dicho por el Dr. Castroviejo es pues obvio que no son los centros de transformación y las torres de alta tensión los únicos agentes electromagnéticos que presentan riesgos para la salud. La polémica en torno a las antenas de telefonía sigue creciendo y afortunadamente cada vez más ciudadanos son conscientes de los riesgos a los que son sometidos por una instalación de ese tipo. Recientemente una protesta en Madrid acabó con varios vecinos detenidos cuando trataban de frenar la instalación de una antena. Los vecinos del número 40 de la calle Cavanilles del distrito de Retiro, hartos del silencio e inoperancia de las autoridades de su zona, trataron ¡por séptima vez! de impedir la instalación. Solo que en esa ocasión también aparecieron cinco furgonetas llenas de policías que impidieron la protesta. La base y la antena fueron instaladas y algunos vecinos acabaron detenidos. No sirvieron ni sus quejas, ni las 4.000 firmas recogidas contra la instalación. En esta ocasión primó la voluntad del dueño del bloque, único de acuerdo en instalar la antena -la pasta es la pasta- y, claro está, el interés de la compañía telefónica cuya postura cínica resumía un vecino en el momento de los incidentes. "Los de Vodafone dicen que no nos preocupemos, que las emisiones tienen un efecto paraguas y que a los que vivimos en el edificio no nos afectarán. ¡Como si el resto de los vecinos no importara! ¡Pero si hay una guardería en la esquina de al lado!"
Pues sepan los funcionarios del distrito de Retiro de Madrid que han permitido esta situación que puede pesarles, si no penalmente quizás sí moralmente durante los próximos años. Siempre que su conciencia no se la haya llevado también por delante la modernidad. Porque vamos a citarles dos estudios científicos que relacionan las antenas de telefonía con un incremento de casos de cáncer en sus áreas de influencia. Que evidencias científicas hay. Ambos se publicaron durante el año 2004. El primero de ellos es un estudio israelí -Wolf y Wolf, 2004, Increased incidente of cancer near a cell-phone transmitter station- que señala la existencia de un incremento de la incidencia de cáncer en un área de 350 metros de radio respecto a una antena de telefonía. El estudio pretendía determinar si la incidencia de casos de cáncer entre personas expuestas a una estación transmisora de telefonía móvil es diferente entre los vecinos de la misma y el resto de la población que vive alejada de ella. Se realizó en Israel, en la localidad de Netanya, estudiándose a 622 personas que vivieron en el área cercana al transmisor durante un período de 3 a 7 años. El grupo de control lo constituyeron 1.222 individuos de ambiente, lugar de trabajo y características profesionales similares pero que vivían fuera del área de influencia de la antena. He aquí el resultado: "En el área de exposición (área A) se diagnosticaron ocho casos de diferentes tipos de cáncer en un periodo de sólo un año. Esta proporción de cánceres se comparó con la proporción de 31 casos por cada 10.000 habitantes por año en la población en general y con los 2 por 1.222 del l grupo control (área B). Las tasas de cáncer femenino fueron de 10.5 para el área A, 0.6 para el área B y 1 para el pueblo entero de Netanya. La incidencia de cáncer en mujeres en el área A fue así significativamente más alta (p <0.0001) comparada con la del área B y con la de la ciudad entera. Una comparación del riesgo reveló que había 4.15 veces más casos en el área A que en la población entera. El estudio indica la existencia de una asociación entre el aumento de incidencia del cáncer y el hecho de vivir en las proximidades de una estación transmisora de telefonía móvil"
El segundo de ellos es una investigación realizada en Alemania -Eger y otros, 2004- que concluye que el riesgo de contraer un cáncer se multiplica por 3,29 en el área interior de un radio de 400 metros de una antena de telefonía. Además la edad de los pacientes con tumores en dicha área respecto al resto del territorio era 8,5 años menor para el conjunto de tumores y 20 años menor para las personas diagnosticadas con cáncer de pecho.
Por su parte, en España, Alfonso Balmori Martínez, miembro del Cuerpo Facultativo Superior de Biólogos de la Junta de Castilla y León, echaba hace poco más leña al fuego con su artículo Efectos de la telefonía móvil sobre los seres vivos publicado en la web de la Universidad Complutense de Madrid. "Los estudios epidemiológicos realizados con usuarios de teléfonos móviles -resumía- muestran que su uso continuado puede provocar efectos a largo plazo como problemas oculares (Dovrat y otros, 2005), de audición (García Callejo y otros, 2005), en la barrera hematoencefálica (Salford y otros, 2003) o en la reproducción (Davoudi y otros, 2002). Por otra parte, los estudios epidemiológicos realizados en el entorno de antenas de telefonía revelan problemas de salud (el llamado síndrome de microondas) entre los vecinos de la instalación (Hutter y otros, 2002; Santinil, 2003; Navarro y otros, 2003; Oberfeld y otros, 2004). (…) Previamente a la implantación de la tercera generación (UMTS) el Gobierno holandés encargó un estudio en el que se comprobaron alteraciones cognitivas y de salud por las emisiones de las antenas de telefonía móvil UMTS".
Y por si fuera poco aún hay más. El estudio La radiofrecuencia de los teléfonos móviles acelera la carcinogénesis. Importancia del ión calcio en la señal conductora del proceso en el que participó el investigador español Emilo Mayo -de la Universidad Rovira y Virgili- señalaba en sus conclusiones: "Ante los resultados observados llamamos a la prudencia en el uso y, sobre todo, en el abuso de la radiofrecuencia de los teléfonos móviles; especialmente en niños y jóvenes que no tienen el total desarrollo de sus estructuras. Puede que en un futuro próximo haya un incremento de patología linfoide, sobre todo en personas predispuestas, y esté en relación a los resultados de este estudio".

EL RECIENTE CONGRESO DE CRETA

En suma, mientras los ciudadanos conviven con los móviles -a veces de forma abusiva- o soportan la contaminación electromagnética laboral, cuando no la de las subestaciones colocadas al lado de casa, los científicos continúan avanzando en la demostración de los efectos de los campos electromagnéticos sobre la salud. Así, del 16 al 20 de octubre pasados se celebró en Creta el IV International Workshop on Biological Effects of Electromagnetic Fields con presencia de investigadores de primer nivel internacional. Habiendo sido presidente del Comité Técnico el profesor José Luis Bardasano -Director del Departamento de Especialidades Médicas de la madrileña Universidad de Alcalá de Henares, uno de los principales especialistas sobre los efectos de los campos electromagnéticos en la salud y miembro también del Consejo Asesor de Discovery DSALUD- con quien conversamos brevemente a su vuelta. A fin de cuentas aportó al congreso dos trabajos. El primero, sobre los efectos de la telefonía móvil en sordos.

-¿Cuál fue el resultado?
-Con él demostramos -nos diría- que el teléfono móvil directamente pegado a la oreja influye en las ondas cerebrales, en el funcionamiento cerebral. Y lo hemos comprobado con las imágenes y los gráficos correspondientes. El efecto de inducción electromagnética es claro y se ve cómo la señal afecta al cerebro y se produce una modificación de los parámetros cerebrales, seas sordo o no.
En cuanto al segundo trabajo presentado fue justo en la línea contraria: los efectos beneficiosos de algunos campos electromagnéticos.
-La estimulación electromagnética transcraneal -nos explicaría- puede ser beneficiosa como posible terapéutica regenerativa en patologías neurodegenerativas. Aquellos que tienen un problema en la parte bioquímica del cerebro pueden cambiar la información de una neurona a otra a través de un campo magnético. Una estimulación de este tipo en un ambiente controlado podría beneficiar a estos enfermos.
-¿Qué ha sido para usted lo más significativo del congreso de Creta?
-A mi juicio, los trabajos de los investigadores suecos encabezados por Leif Salford. Sus experiencias con ratas a las que se ha expuesto a campos electromagnéticos similares a la telefonía móvil o directamente a un teléfono móvil nos han dejado fotos histopatológicas que demuestran sin lugar a dudas cómo se producen alteraciones en la barrera hematoencefálica, la barrera que separa la sangre y el cerebro. El paso de determinadas sustancias de la sangre al cerebro es muy selectivo y esa barrera es la encargada de filtrarlas. Cuando te ves sometido a campos electromagnéticos de la categoría de los emitidos por un teléfono móvil la permeabilidad de la membrana cambia, es decir, deja pasar más sustancias de las debidas que pueden resultar tóxicas para el cerebro. Esto es lo que ha determinado Salford de manera concluyente. Y una vez vistos los cortes histológicos del cerebro de las ratitas, si comparas los del grupo de control con los de las del grupo experimental te das cuenta de que hay daños neuronales serios y depósitos importantes de albúmina en muchas zonas lo que quiere decir que la membrana, alterada su permeabilidad, ha dejado pasar muchas sustancias alterándose el metabolismo de las neuronas y de la propia glía. Lo que está claro es que en el hipocampo de las ratas se han producido lesiones. Estas conclusiones podrían llegar a extrapolarse a los humanos aunque, quede claro, Salford ha trabajado con ratas.
-¿Mantienen aún dudas los científicos, como algunos de nuestros políticos, sobre la incidencia de los campos electromagnéticos en la salud?
-El peligro es real y ningún científico medianamente serio alberga ya ninguna duda. El problema no es que sea real, es que es ¡hiper-real! Uno de los capítulos que incluía el congreso se dedicaba a las políticas de los distintos gobiernos y allí, por cierto, no hubo nadie del Gobierno español, que no presentó absolutamente nada en este congreso. Quizás porque lo aportado a este tipo de investigaciones es prácticamente nulo en nuestro país. Mucho más debiera aportarse si queremos estar a nivel europeo. Allí estaban los países más avanzados, como Alemania, exponiendo sus proyectos de investigación no ya para evaluar si hay o no efectos -que vuelvo a repetirlo, nadie serio niega ya- sino para determinar cómo los campos electromagnéticos interfieren sobre la materia viva para luego legislar sobre su protección. Los países serios están modificando sus legislaciones. Ya no se plantean si hay efectos sobre la salud sino que buscan ya cómo proteger a sus ciudadanos. Son los políticos los que tienen que tomar medidas de una vez. Los científicos estamos hartos de decir que pueden hacer daño a la salud.
-Una última pregunta: ¿qué normativa adoptaría usted en su barrio, ciudad o país si pudiera o le consultaran?
-Yo siempre me voy a quedar con la legislación más restrictiva porque eso supone curarse en salud y no tener que lamentarlo más adelante. Creo que cualquier médico serio que defienda la higiene, la precaución y la salud preventiva apuesta por prevenir y no por curar. Así que, de momento, mientras las cosas no cambien tendremos que seguir en la línea de la prevención. Por ejemplo, trabajando en dispositivos aislantes como el protector Gamma 7-RT (lea en nuestra web el artículo que publicamos sobre él en el número 70) cuyos efectos aislantes de la contaminación electromagnética de los teléfonos móviles constatamos científicamente en nuestro departamento de la Universidad de Alcalá de Henares así como con otros que respondan igualmente a criterios científicos verificables.

RIESGOS LABORALES
A lo dicho hay que agregar que los campos electromagnéticos están también configurándose como un grave riesgo laboral, bien como factor único, bien combinado con otros de distinta naturaleza. Esta preocupación tomaba en España carácter público el pasado mes de octubre al conocerse que cinco funcionarios de Policía del Centro de Proceso de Datos de la Policía Nacional en El Escorial (Madrid) habían muerto de cáncer en los últimos 16 meses y siete más padecen la enfermedad. Siendo la plantilla actual del centro de 250 trabajadores la proporción resulta significativamente alta -4,5% en el centro y 1'6% a nivel nacional- por lo que la situación ha generado la lógica alarma entre los trabajadores. Así lo denunció el Sindicato Unificado de Policía (SUP) que reclamó la intervención del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de la Dirección General del cuerpo. El escrito presentado por el SUP indicaba que "todos los casos son de personas que trabajan con pantallas de visualización CPU y otros aparatos electrónicos" y se da la circunstancia de que en las instalaciones, además del superordenador Clara -la mayor base de datos policiales del país- existe una antena de transmisiones para el envío y recepción de datos así como dos subestaciones eléctricas, una situada a 500 metros del centro y otra subterránea de 22.000 voltios. "Y no está blindada ni mucho menos", nos contaría un miembro del SUP que había visitado las instalaciones.
Aunque aún se desconocen los resultados del estudio que se ha encargado un miembro del SUP nos confirmaba que ya les habían adelantado que las medidas de radiaciones ionizantes y no ionizantes era "correcta" -claro, ¿y cuándo no lo es- diciéndonos que de existir un culpable ése podría ser el gas radón, abundante en aquella zona de la sierra. Lo confieso: me quedé con los ojos como platos cuando me lo dijo. ¿Será casualidad que, como en el caso de Majadahonda, de los seis muertos de El Escorial -tres de cáncer de pulmón, uno de cáncer de hígado y dos de leucemia- la mayoría, cinco, llevaran trabajando en las instalaciones más de diez años? ¿Será casualidad la existencia en ambos casos de emisores diferentes de campos electromagnéticos -en el caso de Majadahonda, una antena de telefonía y un centro de transformación- que hacen acumulativas las emisiones? ¿Y será casualidad también que en el resto de los lugares donde también hay gas radón no se produzcan tantos casos de cáncer en una misma zona?
Habrá que esperar a que se conozcan las mediciones pero bien harán las familias de los afectados y de quienes allí todavía trabajan en no conformarse con lo primero que les digan. Sobre todo si lo que les dicen es que las mediciones están "dentro de lo permitido por la legislación vigente" porque la actual normativa estaba ya desfasada en el momento de su promulgación respecto a otros países europeos más avanzados y que cada vez se muestra más alejada de la realidad reflejada por los estudios científicos. "Una consecuencia de los estudios científicos anteriormente citados -escribió Alfonso Balmori- es que han dejado obsoleta la Recomendación Europea (1999/519/CE) asumida por la legislación española que adoptó los niveles recomendados por el ICNIRP (Comisión Internacional sobre Protección frente a Radiaciones No Ionizantes) y sirvió como base para definir los máximos niveles de exposición de las personas".
Por supuesto nunca falta quien desde la política o desde los despachos de las grandes empresas acaba siempre argumentando que los estudios son aún insuficientes, una maniobra con la que normalmente se confunde con éxito a la opinión pública y que el profesor Darío Acuña denuncia en el capítulo de Conclusiones de su ya citado informe: "El problema actual y principal de esta situación de parcial desconocimiento sobre los efectos de los campos electromagnéticos en la salud humana es que los estudios en humanos han consistido en un número muy pequeño de casos. Por tanto, la falta de efectos significativos de la exposición a los campos electromagnéticos puede deberse más a la falta de datos y no a la ausencia de efectos de los mismos. Por otro lado, muchos de los tests empleados para evaluar el efecto de dicha exposición no han usado una adecuada metodología por lo que es necesario ampliar los estudios con técnicas modernas de neuroimagen así como con la magnetoencefalografía que permite estudiar la actividad electromagnética del cerebro con mucha mayor exactitud" (en esta ocasión la negrita es del propio autor).
En suma, la realidad es -guste o no- que existen estudios que alertan claramente de lo que está pasando y que simplemente se ignoran para no tener que introducir medidas preventivas de indudable calado económico. Ya en 1987 Thomas TL publicó, junto a otros investigadores, el estudio Brain tumor mortality risk among men with electrical and electronics jobs: a case-control study (Riesgo de mortalidad por tumor cerebral entre hombres con trabajos relacionados con la electricidad y la electrónica: estudio control). En él midió el riesgo de muerte por cáncer cerebral asociado a la exposición profesional a la radiación electromagnética por microondas y radiofrecuencia. Y se examinó, para valorar el riesgo de aparición de tumores cerebrales, el historial profesional y la posible exposición a otros factores de 435 hombres fallecidos en distintas localidades norteamericanas. Pues bien, en las Conclusiones puede leerse: "El riesgo relativo de padecer cualquier tipo de tumor cerebral era elevado entre los hombres expuestos a radiaciones de microondas y radiofrecuencia, y significativamente más elevado entre los hombres expuestos durante 20 o más años. El mayor riesgo se derivaba de trabajos relacionados con el diseño, fabricación, reparación o instalación de equipos eléctricos o electrónicos". Otro estudio más, pues, que confirma el carácter acumulativo de los daños causados por los campos electromagnéticos. Recordemos que en el caso de los trabajadores de El Escorial cinco de los seis muertos llevaban más de 10 años trabajando allí y que una buena parte de los vecinos de Majadahonda fallecidos llevaban también más de 20 viviendo junto al centro de transformación y la antena de telefonía.

SITUACIONES SOSPECHOSAS

Y hoy día ya no son sólo los profesionales relacionados con instalaciones eléctricas o electrónicas los afectados. Cada vez son más los trabajadores que pasan horas y horas de su trabajo diario en un entorno cargado de contaminación electromagnética procedente no sólo de sus ordenadores. Recientemente el doctor Santiago de la Rosa, presidente de la Comisión de Naturistas del Colegio Oficial de Médicos de Madrid y también miembro del Consejo Asesor de Discovery DSALUD, recibió en su consulta a un paciente varón de 41 años -administrativo de profesión- que acudió a verle con unas cefaleas muy dolorosas. Le examinó con el Quantum Scio -uno de los dispositivos de medición bioenergética de su consulta- y detectó que una de las medidas registradas en el aparato, correspondiente a la energía cerebral, estaba especialmente baja. Tras tratarle con biorresonancia el paciente mejoró… pero sin que tras sucesivas sesiones el amperaje del paciente, que debe estar según las especificaciones del dispositivo entre 80 y 100, pasará de 40. Buscando el origen del desequilibrio el doctor de la Rosa decidió entonces tratar de forma gratuita a los compañeros más cercanos a su puesto de trabajo. Examinó a dos de ellos que tenían sintomatología diferente pero en ambos casos el amperaje era también muy bajo. Inferior incluso al del primer paciente. Ante tal situación decidió examinar a dos compañeros más de trabajo pero cuyos puestos estuvieran más alejados de los anteriores. Encontrándose con que en esa ocasión los amperajes de estos últimos compañeros eran absolutamente normales por lo que la causa del malestar de los primeros la situó en el puesto de trabajo. Tras el informe médico pertinente una empresa especializada procedió a una revisión de las emisiones electromagnéticas en un día y a una hora concreta sin que los pacientes estuvieran presentes y sin que conste si hubo o no previo aviso. Y las mediciones en las áreas de personal señalaron 0'6 microteslas en el centro de la sala ante lo que concluyeron que de acuerdo a la legislación vigente -una vez más- todo era correcto. Eso sí, puntualizando que la directiva aplicada "no aborda -dice el propio informe- posibles efectos a largo plazo, incluidos los posibles efectos cancerígenos de la exposición a campos eléctricos, magnéticos y electromagnéticos variables en el tiempo sobre los cuales no hay pruebas científicas concluyentes que establezcan una relación de causalidad" .
¿Qué? ¿Les suenan los "argumentos"? Pues la IARC (Internacional Agency for Research of Cancer), referencia mundial sobre investigación del cáncer como bien recuerda el doctor Darío Castroviejo, dice textualmente que "a partir de 0'4 microteslas se ha observado un aumento de la tasa de mortalidad por leucemia en profesionales relacionados con el trabajo en campos electromagnéticos".

"Yo cambiaría de posición de trabajo aunque Riesgos Laborales diga que no hay peligro -nos diría el doctor De la Rosa- porque los trabajadores saben que por debajo de sus posiciones hay cables tendidos e ignoran qué otros dispositivos puede haber en torno a su puesto. Claro que eso no pasa sólo en la empresa de mi paciente, cada vez son más las empresas en las que los trabajadores están rodeados de campos electromagnéticos capaces de provocar en cada uno síntomas diferentes en función de un gran número de variables propias y del entorno".

Todo apunta, en definitiva, a que nos encontramos a las puertas de una nueva epidemia laboral que irá aflorando con el paso de los años y que no sólo será una ruina en términos de salud sino también probablemente en términos de horas pérdidas por bajas laborales.

"En definitiva -señala el doctor Castroviejo-, las radiaciones electromagnéticas de baja intensidad pueden tener una incidencia desfavorable en el desarrollo de cáncer, afectar las funciones reproductoras y provocar alergias y depresiones lo que habla a favor de la existencia de una afectación del sistema neuroinmunoendocrino".

Están ustedes avisados: Sonia Barahona.