Hoy, que igual que hace un año, es un día tan difícil, quiero dejar sembrado en esta página mi agradecimiento a Dios, por haberme hecho partícipe por primera ocasión, de la Eucaristía.
A mi abuela le conocí pocos deseos, no la recuerdo ambiciosa, y uno de ellos fue que hiciera mi primera comunión; en este día, a un año de su muerte, cumplí con su deseo:
En la misa de las 8, en la iglesia de San Juan Bautista, recibí el cuerpo de Cristo.
Amén.